viernes, 9 de diciembre de 2011

PERIPLO ARGENTINO-CHILENO (4)






En algunos aspectos, Buenos Aires recuerda a las ciudades españolas de los años 70-80. Las aceras están deterioradas, sin terminar o mal acabadas. Es peligroso. Esto, que parece una tontería, no lo es en absoluto. Más te vale ir mirando, si no, los tropezones, torceduras, etc. pueden ser abundantes. También ocurre con los edificios, solares, etc., hay muchísimos a medio terminar, en estado de abandono. Otro tanto pasa con los servicios y eso es si hablamos de barrios más o menos céntricos. Si te alejas de ellos, es aún peor.

Al día siguiente de llegar nos encaminamos a visitar un cementerio que quedaba en nuestro mismo barrio, Recoleta, aun así tuvimos que andar un par de kilómetros. No nos importó, salíamos frescos y con ganas de andar.

A principios del XVIII, los frailes de la orden de los recoletos descalzos construyeron una iglesia y un convento en el lugar, que quedaba entonces a las afueras de Buenos Aires, pero hoy es un barrio céntrico, con numerosos espacios culturales, monumentos históricos, amén del Museo de Bellas Artes y la Biblioteca Nacional, así como varias facultades universitarias. También cuenta con numerosas estatuas y esculturas al aire libre en parques y plazas.

Cuando la orden de los recoletos se disolvió en 1822, en el huerto del convento se construyó el cementerio. El nombre del cementerio y del barrio derivó de "recoletos" a Recoleta. A partir de entonces fue el cementerio público de Buenos Aires.

El cementerio tiene una gran variedad de mausoleos de personajes ilustres y conocidos. El estilo de las tumbas, panteones y mausoleos también es diverso pero casi todos son de gran belleza. Sus figuras de ángeles y santos son ávidamente fotografiadas por los turistas. Cada mausoleo presenta el nombre de la familia labrado en la fachada, con placas de bronce donde se van añadiendo los nombres de los difuntos. También hay tumbas sencillas, como la de Evita Perón. Sus calles estrechas eran propicias para pasear en esas primeras horas de la mañana soleada que nos había tocado.

El entorno del cementerio también es precioso, amplio, rodeado de vegetación: árboles, plantas y parterres. No es de extrañar que la gente de la zona utilice mucho el lugar paseando o en sus numerosos cafés. Nosotros elegimos uno con gran terraza, café la Biela, rodeada de jacarandás en flor y de un inmenso ombú centenario. Allí tomamos un café para reponernos de la visita.


En la línea 8 falta "lo mismo ocurre con los servicios". No soy capaz de cambiar la foto.












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