miércoles, 4 de enero de 2012

PERIPLO ARGENTINO-CHILENO (12)

Santiago, como ya dije, es una ciudad "asequible", además no vivíamos lejos del centro, así que hicimos muchas visitas. Nos solíamos acercar a pie y volvíamos, cansados, en taxi; son  muy baratos. Dos billetes de metro equivalían, más o menos, al importe del taxi, así que la disyuntiva estaba clara. Lo único que podría disuadirte era el tráfico.
Una de las primeras visitas fue al Palacio de la Moneda, quería estar en esa plaza, delante de esa fachada. Y allí me planté aunque, con las reformas efectuadas, ahora nada tiene que ver con aquellas imágenes en blanco y negro de mi recuerdo.
Las obras llevadas a cabo delante de la fachada sur de la Moneda han creado un gran espacio verde, con paseos y una terraza con una gran fuente de agua a ras del suelo. Me acerqué a ver la estatua del presidente Allende. Un carabinero me explicó quiénes eran los otros presidentes representados. Me chocó la lejanía con la que hablaba de algo que a mí me parecía todavía tan cercano.
Estatua del Presidente Salvador Allende
Ese día dedicamos toda la mañana a pasear por el "barrio cívico" de Santiago, como lo llaman. Es un bonito barrio turístico que está formado por edificios de tipo modernista y neoclásico, bastante homogéneos. En él se encuentran el edificio de las Fuerzas Armadas, de los Carabineros, muchos ministerios (precioso edificio el de educación), el edificio del Banco Central o Banco del Estado, la Universidad (llena también su fachada de pancartas pidiendo la gratuidad de la enseñanza universitaria), embajadas y, en general, casas de postín. 

Tomamos café en una calle peatonal, con camareras minifalderas. La cafetería Haiti, era su nombre, tenía una terraza con sombrillas, buenos desayunos y podías pedir el periódico.


Interior de Correos, con detalle del suelo.


Detalle de las baldosas de la iglesia-catedral



Recorrimos el paseo Bulnes y la gran avenida del libertador Bernardo O`Higgins o Alameda, como es conocida, y visitamos la catedral metropolitana y la iglesia de San Agustín.


Antes de regresar, envié a mi nieta una postal que le llegó después de mi regreso.


También por la mañana y a pie fuimos otro día a visitar el interesante Museo chileno de arte precolombino. Las piezas están agrupadas por áreas culturales, Mesoamérica, Intermedia, Caribe, Amazonas, Andes Centrales, Andes del Sur, con gran cantidad de material de arte rupestre, cerámica, instrumentos musicales y sala de tejidos. Me apasiona la historia antigua y me conmueve comprobar cómo el hombre, en distintos lugares, sin contacto con otros grupos humanos, ha evolucionado de la misma manera. Cuando visito un museo de estas características, al contemplar cualquier pieza, no puedo dejar de imaginar qué manos la habrán trabajado.
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Las mañanas nos daban para mucho. Visitamos el mercado central, me gusta hacerlo en todas las ciudades que visito, y nos aprovisionamos de almejas, una especie de gambas rojas y algo que se parecía a nuestro buey de mar, que preparamos en casa. Las cociné al estilo de aquí, claro, no conozco otro. Las enormes almejas estaban ricas con unos ajitos y un poco de aceite de oliva chileno pero ¡entendí perfectamente por qué, en Chile, preparan las almejas con  parmesano! Decididamente prefiero las almejas  chilenas en conserva.





También nos empeñamos en preparar un cocido español. Alberto sostenía que  saldría regular. Se equivocó. Lo único que no encontramos fue, claro, el hueso de jamón, pero  lo contrarrestamos con un extra de gallina. El sabor era idéntico pero los garbanzos de mucha peor calidad. Ya nos lo había avisado mi hijo, que es un buen gourmet y lo había intentado antes.


Una tarde fuimos con Alberto a recoger unas gafas -sus primeras gafas- y, mientras esperábamos a Amalia que se unió a nosotros cuando terminó su clase de inglés, probé el mejor helado de dulce de leche de mi vida.





2 comentarios:

  1. ¡Me gusta saber de las vivencias humanas!
    Por eso te digo, gracias Maluca.
    Todos tenemos claro que para saber algo sobre un país, ya sea de Europa de América o de cualquier parte del mundo, es tan fácil como escribir su nombre en Google.
    Otra cosa es saber como es un país contado por amigos que acaban de visitarlo. Es recorrer con ellos parques, museos o mercados, tantos rincones que al contarlo y al echar sus fotos han pensado en todos nosotros para compartir esos momentos.
    Eso es de agradecer.

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  2. Este comentario me compensa de lo que me está costando terminarlo. A veces estoy aburrida hasta yo pero una vez colgado, me alegro.

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