sábado, 21 de julio de 2012

ALMEIDA, GUARDA (Portugal)















El día anterior nos había quedado pendiente el interior de la 
catedral, pero nos llevamos un chasco cuando a las 11 de la mañana la encontramos cerrada. No nos importó demasiado porque a lo que verdaderamente íbamos era a visitar el museo del orinal, justo enfrente, en un edificio del s. XVIII que en su momento formó parte del Seminario Diocesano San Cayetano.
Urinarios romanos
Me había llamado la atención su anuncio y no quise marcharme de la ciudad sin conocerlo. Es realmente interesante y curioso. La colección está formada por más de 1.300 piezas de épocas que van desde el s. XII al XX (http://museodelorinal.com/) Según nos contó su amable guía, el coleccionista José María del Arco, personaje famosísimo de Ciudad Rodrigo conocido como "Pesetos" porque solía disfrazarse con un traje lleno de monedas prendidas, había fallecido el año anterior. Estuvimos solos durante la visita a las variadas salas, así que la charla dió para mucho.
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Dejamos el casco antiguo, cruzamos el Águeda y enfilamos la N-620 hacia Portugal. Una vez pasada la frontera, nos desviamos por la N-332 hasta la ciudad de Almeida, con fama de ser una de las más monumentales de Portugal. 
Ya la puerta de acceso es espectacular. Su casco está rodeado por una  rara y bella muralla. Se trata de un hexágono  en forma de estrella con 12 puntas dobles. Todo el perímetro se encuentra bien conservado, así como su foso de 12 metros de ancho. Su interior, concordando con su fama, plagadito de edificios artísticos.

Daniel llevaba en su libro electrónico el Viaje a Portugal, de José Saramago http://www.lecturalia.com/libro/4238/viaje-a-portugal , leído anteriormente y consultado ahora a menudo. Nos ha servido de guía a lo largo de todo el viaje.


Era domingo y la ciudad estaba semidesierta.
Tomé muchas fotos. Unas con idea de que me sirvieran en un futuro para posibles pinturas, otras de los edificios monumentales, y otras curiosas, como por ejemplo las casas con tres números diferentes, uno por cada puerta o ventana de la misma fachada. 

A través de la N-340 y N-324 nos incorporamos a la A-25 para llegar a nuestra siguiente parada: Guarda.

En la autovía leímos letreros de las tasas que deberíamos pagar. Llevábamos los 1,45 euros preparados pero en ningún momento encontramos barrera o lugar para abonarlos. Por otro lado, desde España había oído el comentario de que allí nadie pagaba en las autopistas, pero en este caso referido a los kilómetros recorridos. No lo entendía hasta que llegué. Los puestos de peaje no están atendidos por personal, sino por máquinas electrónicas; la barrera no se levanta hasta que no has depositado el importe. Todos, excepto uno para los exentos: por ahí se cuelan la inmensa mayoría de los vehículos.

Al llegar a Guarda dejamos el coche aparcado cerca de la catedral y nos dispusimos a la visita de rigor. En la misma plaza nos encontramos con una concentración de porsches Carrera. En las terrazas, por la calle, en la misma catedral, se oía hablar español.



Pero la ciudad estaba como adormilada, debía ser por la hora y la temperatura o también porque seguía siendo domingo y el comercio estaba todo cerrado, a excepción de la oficina de turismo y algún que otro puesto para turistas. Recorrimos un buen trecho hasta dar con un kiosko que tenía postales, sellos y un buzón cercano. Últimamente, con las nuevas formas de comunicación, esto de las postales está cayendo en desuso pero a mí me gusta hacerlo porque las personas de más de ochenta años no entran en internet ni miran los mensajes de móvil.








2 comentarios:

  1. Me gusta más esta entrada que la de Ciudad Rodrigo, puede que sea porque me has sacado un par de sonrisas y realmente me hacían falta. Me parece una excelente idea la inclusión de las fotos en el texto, pero ándate con ojo, la pereza es mala consejera y puedes incurrir en el abuso de ello y de esta manera nos perderíamos una excelente redactora. Por cierto, yo soy de los que tienen guardadas algunas soperas que en su día nos regalaron, directamente a la basura, son iguales que estos orinales pero con dos asas. ¡Qué bueno!:)
    Un beso, Augusto.
    Por cierto, yo no tengo 80 años pero me encanta recibir postales.

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    1. Qué manera más elegante de alabar mi prosa. Tal como eres.

      Pues en cuanto a las soperas... en más de un bello ejemplar de los contemplados no me hubiera a mí importado tomarme una fría vichyssoise o un rico gazpacho helado.

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