martes, 31 de julio de 2012

POR EL MONDEGO - COÍMBRA



CATEDRAL SÉ VELHA, 2ª MITAD S. XII


A  partir de Guarda, una de las ciudades situadas a mayor altitud de Portugal, fuimos descendiendo y  siguiendo el cauce del Mondego. Bordeándolo unas veces, más alejados otras. Al llegar a Coímbra, este río se enseñorea, él mismo y a la ciudad que bordea y se le puede apreciar en todo su esplendor.  El puente de Santa Clara tiene el encanto de tener enfrente la parte antigua y el nuevo llamado Europa, atirantado, como se llevan ahora los puentes, no sé si por culpa de Calatrava o de algún otro colega precursor, moderniza y engrandece el entorno.

Originariamente Coímbra se edificó en una colina. A medida que fue creciendo bajó hasta el río y cuando siguió necesitando espacio, fue poblando los montes próximos.
En uno de esos se encontraba nuestro hotel (http://es.melia.com/hoteles/portugal/coimbra/tryp-coimbra-hotel/home.htm). A pesar de que la publicidad decía que podíamos llegar a la Universidad y al centro histórico en 15 minutos andando, preferimos tomar un taxi para aprovechar el tiempo recorriendo esos lugares.

La universidad de Coímbra es una de las más antiguas de Europa. Creada hacia 1.200 en Lisboa, pasó después aquí. La ciudad está hermanada con Santiago de Compostela, quizá debido a la importancia de sus  respectivas universidades.                       
                                              Se nos echó la noche encima
                    paseando el bello centro
Nos dimos un gran paseo
por toda la zona antigua universitaria, ahora facultad de derecho, incluyendo los alrededores del cercano jardín botánico. Hay unas bellas vistas desde ahí. Después, con ayuda de un plano, fuimos descendiendo y recorrimos el corazón de la   ciudad, con mercadillo nocturno incluido.

La noche no es muy propicia para mi máquina de fotos, así que no puedo dejaros  aquí nada más que unas cuantas. Fotografié, pero sin calidad, la Iglesia de Santa Cruz, gótica, del XVI y estilo manuelino, por eso me recordó mucho a San Juan de los Reyes, en Toledo. Como en aquélla, su claustro  impresiona por su belleza.

El cuerpo empezó a dar señales de alarma por un lado y, por otro, había que hacer tiempo para ir a escuchar fados a un local que nos había recomendado el taxista.

Cerca de la catedral vieja encontramos un local minúsculo anunciando caracoles. Allí nos metimos. Se llamaba Bullarada. Tomamos caracoles y queso con vino verde, mientras charlábamos con 
Iglesia románica de  Santiago, situada en la plaça do Comérço. Joyita del S. XII


dos artistas bohemios, uno portugués de ojos azul transparente y otro madrileño que había decidido hacía años quedarse en la zona. Los invitamos al café que tomaban y, a cambio, el bello portugués me regaló un dibujo.
 En la foto falta el cantante, ataviado con capa negra, que todavía no había hecho acto de presencia.

El sitio de los fados resultó ser una iglesia acondicionada, de ahí el nombre: à Capella (www.acapella.com.pt). Hay fados que me apasionan pero esa noche, no sé si porque estaba cansada o porque mi bebida era un poleo (iba con la garganta tocada), no disfruté de la música, me aburrí. Quizá también influyera la falta de autenticidad que aporta un público turístico.


Cuando un hotel te gusta, te da pena abandonarlo sin haberlo apenas utilizado. Eso me pasó en Coimbra, pero había que seguir viaje. El río Mondego continuó acompañándonos hasta el final de nuestro recorrido, que también era el suyo: Figueira da Foz.

Nota para mis seguidores: Este post no sé si podré publicarlo. No estoy en mi ordenador habitual y me da error al guardar. Por otro lado, he dejado parte de mis notas y mis fotos en casa, pero sé que algunos estáis ansiosos, así que voy a intentar publicar aunque no sé qué ni cómo aparecerá. Me reservo el derecho de cambiar, añadir y completar :)

1 comentario:

  1. Hola Maluca, esta entrada la comenté el día que la leí, debió ser sino el mismo día de su publicación sí el inmediatamente posterior.
    Por algún tipo de error no se ha publicado. Te digo ahora que vuelvo a tu blog para conocer nuevas aventuras lo mismo que comenté en su día, es una satisfacción ver como se recuperan antiguos edificios religiosos para darle otro tipo de usos demandados por la ciudadanía. Evidentemente el fado llega, muy malo tiene que ser quien lo canta para no prestarle atención, pero amiga, no era precisamente ese tipo de bebida lo que pedía la noche. ;) Preciosas muestras románicas has incluido.

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