jueves, 11 de octubre de 2012

LO UNO, POR LO OTRO




Ayer, como todos los lunes y miércoles por la tarde, tuve clase de yoga. Como este fin de semana viajo una vez más a mi pueblo y no había visto a mis nietas en toda la semana, decidí salir antes de la clase para ir a verlas, ya que se acuestan pronto para estar listas y bien despiertas para el cole al día siguiente.

Así pues, tras una hora de ejercicios, abandoné la clase perdiéndome la meditación que la profesora había preparado para ese día. Eran las 19.30 horas y, a la salida, me encontré con esta espléndida puesta de sol. Antes de coger el coche, saqué mi móvil y tomé esta foto. Aunque no es uno demasiado avanzado, creo que queda bien patente la belleza del atardecer. La meditación por la contemplación: una cosa, por la otra.

Pero hubo más, mucho más. Pude ver a mis nietas en su salsa. Daniela estuvo más de media hora haciendo todo tipo de piruetas en una bañera con el agua casi fría (así la quiere ella). Leonor  leyó el cuento y la poesía inventados por ella. Qué digo leer, ¡teatralizar! Nos dejó con la boca abierta ¡qué ingenio, tanto en la escritura como en la lectura! Y cantó y bailó canciones dramatizándolas. No tiene demasiado buen oído para lo que se estila en la familia pero su imaginación y recursos no tienen límites. Tampoco su habilidad, agilidad y flexibilidad en los movimientos.