lunes, 17 de febrero de 2014

MILLA JULIO REY





Ariel portaba su nombre con donosura, a pesar de las pesadas bromas sobre detergentes en el instituto. Era alto, delgado, de ojos pequeños pero vivos, de una negrura que acentuaban sendas filas de pobladísimas pestañas.

Ahora había sobrepasado la treintena y la singularidad de su nombre no le afectaba, al contrario. El comentario general al presentarse solía ser: qué original, acompañado de una sonrisa, sobre todo por parte de las chicas.

Eso precisamente fue lo que le ocurrió al inscribirse  en la milla y legua Julio Rey que ese año volvía a celebrarse en el mes de diciembre en su ciudad, Toledo. La milla es Sagitario, como yo, fue la idea que se le cruzó mientras tomaban nota de sus datos.


Este año corría en la modalidad de veteranos y así se sentía él en la carrera después de tantas ¡había participado en todas! Lo que le pilló por sorpresa y lo hizo enrojecer fue oír por megafonía los nombres de los ganadores: 1º Colón Dixan, 2º Ariel Fernández.


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El relato que acabáis de leer lo presenté a un concurso este pasado mes de diciembre. Como véis, se trata de un evento local y había que hacer referencia a él en la narración. También debía atenerse a un número de palabras y no sobrepasarlo.

Como no fue premiado, os lo coloco aquí.

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