miércoles, 31 de diciembre de 2014

BALANCE

Incógnita. Dónde nos llevará?




Yo no soy muy amiga de los balances, resúmenes, ni de tomar medidas y/o hacer cambios radicales de un año para otro, pero si tenemos en cuenta lo que nos proponen por todos los sitios, ya sean medios de comunicación escritos o hablados (tv, radio), además de los vídeos y mensajes de todo tipo enviados a través de correos electrónicos, wasap, etc., a estas alturas del año parece que se impone hacer un pequeño examen de conciencia y elaborar, siquiera sea mentalmente, una serie de propósitos para el año próximo.

A mí personalmente siempre me ha parecido que lo nuevo, los cambios de verdad, si existen, empiezan a la vuelta de las vacaciones de verano, comienzo de curso, etc., creo que es esa fecha la que realmente marca un tajo y no esta en la que estamos, más bien de continuación, pero allá vamos.

Una de mis intenciones desde hace bastantes años y en todas las épocas es bajar un poco de peso y, otra, mucho más antigua, dejar definitivamente el tabaco porque, aunque es verdad que ahora me paso las semanas enteras sin fumar (incluso los meses, dependiendo de las épocas) en otras, basta que esté de tertulia o cervezas con algún fumador al lado para que vuelva a caer, aunque sea sólo con un par de cigarrillos. Si estas situaciones se repiten con frecuencia empiezo a embalarme otra vez hasta que vuelvo a cortar radicalmente. Esto dura ya por los menos quince o veinte años. A estas dos determinaciones llamémosle generales, habría que añadirle “lo del inglés”, definitivamente dado de lado.

Luego, pequeñas cosas: no impacientarme con los torpes conduciendo, con los que no toman debidamente las rotondas, con los que no les dicen a sus hijos que no se grita, que no se tira nada al suelo, que no se arrancan las plantas ni se doblan los árboles… (no quiero hablar aquí de las cacas de los perros ni de sus dueños porque no tengo ganas de cabrearme).

Y más: no volver a ver una peli en ninguna cadena de tv donde corten por anuncios, no ponerme en el cine al lado de los que tengan muchas bolsas llenas de comida, no ir a ver ninguna peli sin haber leído antes aunque sea de refilón alguna crítica sobre ella.

Y ya que estamos en estas fechas, dos firmes decisiones para el año que viene que tienen que ver con los ocurrido estos días:


Una es dejar los juguetes colocados en un sitio seguro, cerrado y no al alcance de los niños, para hacerlos aparecer en el momento preciso.

Este año se nos ocurrió ponerlos en una habitación aislada pero sin llave para, en un momento determinado después de la cena gritar: ¡han llegado los reyes! Desde la llegada a casa de los hijos, durante el tiempo de los saludos, los primeros vinos, cervezas, aperitivos…  los niños están correteando por la casa hasta que, mucho más tarde, nos sentamos a la mesa y yo tengo el corazón continuamente en vilo pensando que en algún momento van a pasar a la habitación “ocupada”.

Y hablando de estos días también me he propuesto firmemente no volver a comprar marisco  para hacerlo a la plancha en el último momento. ¿Por qué cometo ese error año tras año teniendo en cuenta que en casa preferimos el marisco hervido? Será porque esa noche es “especial”.