martes, 18 de octubre de 2016

VIAJE POR EL DANUBIO (3) PASSAU-MELK

Después de una estupenda mañana y tras la comida, llegamos a la ciudad de Melk, donde desembarcamos. La excursión oficial costaba no sé cuánto y llevaba a los pasajeros en bus, con hora de salida y llegada. Nosotros sólo tuvimos un tope: la hora para embarcar era sagrada, pero disponíamos de tiempo suficiente y nos dedicamos a ello. Atravesando un pequeño bosque siguiendo un precioso paseo entre grandes árboles, llegamos a la ciudad. 
Los otros siete adentrándose en el bosque


Callejeando por sus empinadas calles llegamos a la famosísima abadía de Melk. No voy a hablar de ella; si queréis saber más, aquí os dejo estas direcciones:

http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=11392
https://www.youtube.com/watch?v=lrNHMqegB7g

Y fotos:

Melk

La abadía de Melk dicen que data del s. XI pero su aspecto actual es debido a la gran reforma que tuvo lugar en el XVIII, así que nada que ver con la idea que yo llevaba en mente pensando en su antigüedad. 










Pasamos unas horas estupendas los ocho. Perdiéndonos, encontrándonos de nuevo, haciendo fotos... el tiempo era espléndido, nos parecía mentira a mediados de septiembre, en Austria, y con ese calor. Cuando bajamos nos sentamos en una terraza a tomar un helado y ahí nos dieron la noticia de que la tía había empeorado. ¿Qué hacer? Al día siguiente llegábamos a Viena temprano.  Otro de mis hijos estaba pendiente de sacar los billetes de avión Viena-Madrid para volvernos rápidamente. Como no podíamos hacer nada hasta el desembarco en esa ciudad, decidimos esperar llenos de nervios.

Fueron unas horas duras, con llamadas de los hijos, wasaps, llamadas a la residencia... pero parece que la situación se normalizaba.

Me ayudó a relajarme atravesar otra vez el bosque en el camino de vuelta al barco. Era un camino de grava, silencioso e impecablemente limpio. La sombra de los grandes árboles lo cubría.


Los acontecimientos de esa noche los viví un poco ausente. Estaba claro que o me volvía o me calmaba. Afortunadamente los amigos ayudaron.
El barco estaba esperándonos.

Esa tarde el recorrido del Danubio nos llevó a atravesar el valle del Wachau lleno de viñedos y castillos. La guía, en cubierta, nos iba relatando la historia de los castillos, del sitio donde encontraron la estatuilla de Willendorf, de las variedades de uva y su implantación en el valle pero la verdad es que no podía prestar demasiada atención.

Nueva llamada de la hija calmándonos. Ligera recuperación.

Antes de la cena, tuvo lugar lo que llamaban la "copa del capitán". Conforme ibas entrando al salón, te ofrecían una copa de espumoso. Cuando todos tuvimos nuestra copa en la mano y estuvimos sentados, empezó a entrar la tripulación en perfecta formación. Se presentaban, decían su nombre y nacionalidad y nosotros aplaudíamos. Primero lo hicieron ellos mismos en alemán y luego hubo otra ronda en que la guía nos traducía. Todo muy teatralizado.

Después de la cena pasamos al salón. El músico era un anciano que ya debería estar jubilado pero no, allí estaba, tocando piezas aburridísimas en un teclado. Salieron enseguida a bailar dos matrimonios colombianos que vivían en el estado de Texas con los que conectamos enseguida.

Pretendimos pedirnos todos tónicas con hielo para añadir por nuestra cuenta la ginebra comprada en un súper pero no coló. La verdad es que nos pusimos en las primeras mesas, delante de los ojos de todos los camareros. Ahí no tuvimos malicia.

Durante esa velada, mis subidas a cubierta a fumar para calmar los nervios fueron frecuentes. Había que subir bien abrigado, ya hacía frío.




2 comentarios:

  1. Estuve en la Abadia de Melk, hace cuatro años, en un viaje por Autria, Hungria y República Checa. Fuimos hasta allí en un barco pequeño, por un tramo del Danubio, aunque no hizo buen tiempo para fotos pues también llovía algo. Me gustó muchísimo y me traje de recuerdo un Cd con un concierto ejecutado en e órgano de la Abadia.
    La zona de los viñedos de Wachau, me recordó un poco, en ciertas partes, a nuestra Ribeira Sacra y al río Sil.
    Me encanta recordar contigo.

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    1. A estas edades Chela, tenemos mucho visto. Por cierto que hace unos años, estando en Galicia con dos parejas amigas, una de ellas continuó viaje hacia vuestra Ribeira Sacra. Yo me quedé con ganas y seguramente esta primavera cumpla mi deseo. Besos

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