lunes, 14 de noviembre de 2016

VIAJE POR EL DANUBIO (9) PASSAU-MUNICH-MADRID-TOLEDO.

El lunes 19 de septiembre llegamos a Passau. Era nuestro último día. Si habéis leído el relato completo del viaje (y si tenéis memoria) de allí fue de donde partimos.

Humbolt la definió como una de las ciudades más hermosas de Europa, pero nuestra guía aseguraba que apenas tenía nada que ver.  Después de la extensa visita, estuvimos de acuerdo con el humanista.


La ciudad de Passau es conocida como la ciudad de los tres ríos: Danubio, Inn e Ilz confluyen en ella. Passau sufrió un gran incendio en el s. XVII y fue reconstruida casi por completo a partir de entonces, de ahí el estilo barroco en muchos de sus edificios.


Como toda la región de Baviera, a la que pertenece, es mayoritariamente católica. Y se nota. Lo comprobamos visitando su rica catedral, dedicada a San Esteban, donde se halla el órgano -dicen- más grande del mundo.



Al terminar la visita a este templo nos enteramos de que a continuación habría precisamente un concierto. El grupo de amigos, (éramos seis, dos se habían quedado en el barco) decidieron sacar entradas y quedarse.
A mí no me apetecía oír a esas horas de la mañana el sonido del órgano, sobre todo si era el más grande. Me fui sola a pasear y a tomar fotos. Quedaríamos una hora más tarde en un café al que ya habíamos echado el ojo.














Y por fin llegaron al precioso local desde el que veíamos el río a nuestra espalda y donde yo los esperaba con un humeante café.

Después de un corto descanso, continuamos recorrido por la ciudad




Hasta que llegó la hora de comer. Hubo división. Había gente con ganas de cerveza,  habían visto un local al que querían entrar, otros optamos por quedarnos a la orilla del Danubio, en un restaurante regido por griegos. Me llamaron la atención las bóvedas de arista como las que hasta hace bien poco construían los albañiles de mi pueblo. Tomé pasta y ensalada griega.



Después de comer, paseíto hasta el barco, reunión amical, grupal y autobús de vuelta a Múnich.

Aquí, la última foto, tomada desde el autobús, lloviendo a cántaros. Me gustó mucho esta ciudad.

Sentía pesar de que terminara el viaje, pero también ansiedad por llegar.


El autobús nos recogió puntual y puntual llegó al aeropuerto. Se nos hizo un poco larga la espera hasta la salida del avión, dos horas más tarde. Los organizadores del viaje habían tenido mucho empeño en recalcar que eran 8 días. De acuerdo, pero tanto el día de la ida como el de la vuelta nos tuvieron todo el tiempo "fuera" del barco. Es un detalle a tener en cuenta para próximas ocasiones.

Llegamos a Madrid y allí nos esperaba una alegría. Nosotros, con poco equipaje, no habíamos tenido necesidad de facturar. Nuestros amigos, bien cargados, sí. Así que nos despedimos y al salir nos estaba esperando nuestro detallista hijo pequeño, que ya se había encargado de hacérnoslo saber con un mensaje.

Nos recogió en su coche y nos llevó al lugar donde dejamos el nuestro aparcado, hotel Osuna. Tomamos un rápido tentempié y nos separamos. Él a su casa y nosotros de vuelta a Toledo. Llegamos a las doce de la noche después de todo un día lleno de ajetreo.

Al día siguiente fuimos a ver a mi tía. La encontré desmejorada, como la había dejado. Iban a limpiarla y aprovechamos para hablar con la directora: seguía estable. Cuando volvimos la acaricié, le hablé y logré que abriera los ojos. Me reconoció, estoy segura. Dijo algo en un susurro que no logré captar. Se quedó plácidamente dormida. Dos horas más tarde nos fuimos a comprar algo para llenar el frigorífico que estaba vacío. Al entrar en casa cargada con las bolsas, llamaron de la residencia diciendo que mi tía acababa de fallecer. ¿Me esperó? Yo creo que sí.





4 comentarios:

  1. Me pareció bonita, por las fotos, la ciudad de Passau, que yo no conozco.

    Lo de tu tía,aunque la noticia del fallecimiento es triste, me parece que ha sido una suerte poderla besar y abrazar antes de morir. Consuela mucho participar de los últimos momentos de los seres queridos. Te esperó, ¡claro que te espero!

    Un cariñoso abrazo.

    Dejé respuesta al comentario que me hiciste en mi página de Budapest.

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  2. Eso creo Chela, más bien ¡estoy convencida!

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  3. ¿El Danubio?
    Yo nací a orillas del mismo en Neu Ulm. Pero un individuo de bigotitos hizo que mis padres huyeran conmigo de tres años a Chile. ¡Enhorabuena Maluca! Muchos no alcanzaron a hacer algo similar y pudieron hacer un tour mortal por cámaras de gas.

    Abrazo.

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    1. Ahora mismo escribo Neu Ulm en google maps para "encuadrarte". Compruebo con alegría que al menos algunos dedos te funcionan, jajaja.

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