sábado, 2 de septiembre de 2017

VERANO 2017

Mi última entrada en el blog fue en mayo y estamos a primeros de septiembre,  ha pasado por tanto todo el verano.

En varias ocasiones he estado tentada de volver aquí y contaros mis vivencias de estos meses pero tengo la sensación de que las cosas se repiten  (quién me lo iba a decir hace un tiempo, cuando cada temporada, cada año, era distinto al anterior). No obstante, quiero volver a la carga.

Sólo poniéndote en el ordenador –ahora- delante de un documento en blanco, afloran las palabras para rellenarlo, así que como estoy haciendo justamente eso, allá voy.

Estuve en la playa a últimos de junio. Había reunión de la familia de mi marido y nos apetecía asistir, ya que la última había sido hacía tiempo. Además nuestros hijos también querían venir, excepto el “americano”, que se encontraba un poco lejos. La familia R. es grande, así que, aunque faltaron muchos miembros, rondamos las 150 personas, incluidos los niños.

 Con ese motivo  -estar en la reunión familiar- alquilamos una casa grande y con jardín al lado de la playa. Cabíamos holgadamente las tres parejas y los cuatro nietos. Pasamos unos días muy felices disfrutando de los hijos y los nietos.
Sentada al fondo, intentando esbozar la casa
y el jardín


Después de la playa, vuelta a la casa y cómo no, poco después, otra vez al pueblo. Estas idas y venidas se han sucedido a lo largo del verano. Los días de Conquista han sido más o menos como siempre: paseos (pocos por culpa de mi rodilla), reencuentro con los amigos, visitas a los huertos a comprar los productos de la tierra y, para contrarrestar los pocos paseos, mucha natación en la maravillosa piscina que en alguna ocasión os he descrito.
Las majestuosas encinas, pidiendo un poco de agua a gritos.
Preparando tomates (¡mirad qué macizos!) para echar en bote.


Bueno, este año además, ha tenido lugar un acontecimiento novedoso: exponía mis cuadros en la casa de la cultura junto con dos paisanos más. Aunque en un principio me resistí, al final cedí y ahora estoy muy contenta con la experiencia: ha servido para enmarcar mis lienzos.

A mediados de agosto volvimos a Toledo para celebrar mi cumpleaños con los hijos. Pero había un acontecimiento más importante: estamos esperando que mi hija dé a luz a su cuarto hijo, que será mi quinto nieto, nieta en este caso. Como los anteriores, la tendrá en casa.

Así que todo ha girado un poco, sin quererlo, en torno a esta espera que ya se está haciendo un poco larga. Esperábamos que fuera en torno al 20-24 de agosto pero Sabina se resiste a salir.


Mientras, un poco nerviosa, pinto, leo, nado, veo a amigos, me arreglo ropa… retomo las plantas que han sobrevivido al verano, vamos a ver lo poco interesante que hay en el cine… en espera de las actividades cotidianas que empezarán a mediados de septiembre algunas, otras ya en octubre.


Este  verano he leído mucha novela, pero también este sencillo pero interesantísimo testimonio de un luchador antifranquista. 



Mi nieto Lucas ha visto por primera vez funcionando una máquina de coser y, de paso, se ha enterado de la profesión de su bisabuelo Emilio. 

3 comentarios:

  1. Hola Maluca, ya se que Sabina ha llegado bien para alegría de toda la familia.
    Mi enhorabuena de nuevo y salud para verla crecer.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué de historias enmarcadas en tu artículo, Maluca!
    Lo del familión me resulta conocido, porque pese a ser yo hijo único, mi esposa tiene 7 hermanos. Al multiplicar con conjugues, hijos, nietos, primos y tíos ¡Imagina!
    Mis felicitaciones por Sabina.

    ResponderEliminar