jueves, 14 de febrero de 2013

CARNAVALES

Hacia 1956, soy la del centro.






En casa de unos amigos, haciendo el tonto de romana.


Acaba de terminar el carnaval y ni siquiera me he enterado. Este año incluso me he quedado sin ver la cabalgata porque terminamos tarde de comer en casa de unos amigos y mis nietas dormían en casa. ¡Qué impropio! 


Mis primeros recuerdos de carnaval los tengo gracias a la foto que conservo de niña, con mis dos mejores amigas de aquellos años. Después, alguna cosa más, poco: ingeniosas murgas en mi pueblo, salidas con amigas y vecinas por las calles gritando el típico ¡no me conoces!  y poco más.

Eran tiempos en que no se podía uno tapar la cara, el franquismo había prohibido los carnavales. De todas formas, la gente se las ingeniaba para cubrirse con una sábana, pintarse los rostros con tizón o cualquier otra artimaña. La mayor o menor permisividad dependía del cabo de la guardia civil y del  alcalde de turno. Así, en unos pueblos estaba totalmente prohibido, en otros con la restricción de las máscaras y en alguno incluso permitiéndolas.

De todas formas había mucha ingenuidad. No sé si debido a la época o por mi corta edad, bastaba un pijama tipo chino para que te consideraras "vestida de china" o un tapete de tu abuela para ir "de romana". Así eran las cosas, se disfrutaba con poco. A mí de todas formas siempre me ha gustado disfrazarme. No entiendo a la gente que dice odiar esta costumbre. Comprendo que a alguien no le llame la atención o lo deje indiferente, pero siempre me ha costado entender las aversiones.


Aquí, de hada. ¡¡¡Qué delicia poder lucir
 pelo liso, aunque fuera de peluca!!! En esta ocasión no era carnaval, era Noël en Djibouti.

De china (?!)


Cuando me fui a vivir a Madrid, el carnaval seguía prohibidísimo y, más tarde, cuando empezó la "apertura" y casi cada barrio tenía el suyo, los hijos eran muy pequeños, así que no fue hasta vivir en Albacete y luego en Toledo cuando le tomé gusto a lo del disfraz. La gente estaba deseando hacer aquello que había estado prohibido tanto tiempo  y empezó a tomar las calles cada febrero. 

Hay que hacer excepción del baile de máscaras que se celebraba en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Baile burgués en sus orígenes, se prohibió totalmente a partir de 1936. En 1948 se quiso retomar la costumbre pero hubo que llamarlo "Gran Baile de exaltación del traje regional". A pesar de esto, unos años más tarde volvió a prohibirse y no fue sino en 1984 cuando vuelve ya para seguir hasta nuestros días. 

En Canarias y Cádiz se habían seguido celebrando, aunque fueran carnavales descafeinados y sin llamarlos así, por supuesto; pronunciar la palabra carnaval era poco menos que un crimen. Los nombres dados a estas fiestas eran muy pintorescos: lo primero en que no se ponían de acuerdo era en la denominación, lo mismo podían presentarse como fiestas de invierno que como fiestas de primavera.


A continuación, algunas fotos de aquellos años, pero tengo que seguirle la pista a algunos fotos de entonces que me faltan y que incluiré aquí más tarde. Sí he encontrado para una muestra:


El año 90, conseguido ya el "Barcelona'92" proponíamos el "Toledo'96"


Soy la de azul


De morisca roja y azul

Un bailecito



Pues como decía al principio, este año no he podido presenciar el desfile ni he paseado por las calles pero sí he tenido ocasión de averiguar los motivos más sobresalientes y repetidos en los disfraces: Cospedal, peinetas, Mariano, los sobres y las tijeras.









1 comentario:

  1. Hola Maluca:
    Me alegra verte en plenitud por esos años, aunque la ingenuidad de nuestros tiempos mozos hubiera sido descafeinada.
    En el Santiago de mi infancia y adolescencia había fiestas de la primavera con encendidas elecciones de Reina, pero antes de los años 50 fueron desapareciendo.

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