domingo, 26 de junio de 2011

SOBRE LA ARENA


Una del mediodía. Verano, calor, playa. Día luminoso, tanto que con los ojos cerrados se cuela la luz entre las pestañas. Ves la telaraña que forman y se adivina el azul entre ellas. La brisa roza todo el cuerpo a pesar de estar tumbada a ras de suelo. La mar embravecida es un poco más sonora. Adivinas por el ruido la cadencia y tamaño de las olas que rompen a unos metros. A tu alrededor, voces, acentos del sur y de otras geografías, voces de niños, de jóvenes, de hombres y mujeres. Voces de vendedores ambulantes. Venden de todo. Más lejos, entre el vaivén de las incansables olas, rumor de gaviotas, algún motor...
En esa quietud corporal todos los sentidos se aletargan un poco y queda el oído percibiendo, también adormecido, lo que ocurre alrededor. LLegan entonces sensaciones de otros momentos, otros veranos...

lunes, 20 de junio de 2011

PRIMER BAÑO

Hoy, a pesar de llevar varios días en la playa, ha sido mi primer baño. No es que no haya hecho antes intentos, que sí, pero el agua está fría, muy fría. Es lo que tiene el Atlántico y, aunque es algo más cálido que en el norte, el cuerpo se tiene que habituar. Luego, en los meses centrales del verano, es otra cosa.

En la misma orilla, el agua me engaña: está fresquita, pero cuando llega a la altura de la rodilla, el paso decidido que llevaba empieza a ralentizarse. Por fin tomo impulso y avanzo. Noto que el agua me va cortando allí donde me alcanza pero me he decidido, así que
no me queda más remedio que aguantar. En cuanto hay un poco de profundidad me lanzo y doy algunas brazadas. Es lo mejor: no pensarlo y moverse rápido. Al cabo de un rato ya no me parece tan fría y disfruto de un baño casi en solitario.

La salida es igualmente fría. Sólo tengo un pareo para cubrirme (había salido a pasear mi hora diaria) y cuento 120 pasos de arena blanca, lisa, dura y mojada hasta llegar a él.