lunes, 20 de junio de 2011

PRIMER BAÑO

Hoy, a pesar de llevar varios días en la playa, ha sido mi primer baño. No es que no haya hecho antes intentos, que sí, pero el agua está fría, muy fría. Es lo que tiene el Atlántico y, aunque es algo más cálido que en el norte, el cuerpo se tiene que habituar. Luego, en los meses centrales del verano, es otra cosa.

En la misma orilla, el agua me engaña: está fresquita, pero cuando llega a la altura de la rodilla, el paso decidido que llevaba empieza a ralentizarse. Por fin tomo impulso y avanzo. Noto que el agua me va cortando allí donde me alcanza pero me he decidido, así que
no me queda más remedio que aguantar. En cuanto hay un poco de profundidad me lanzo y doy algunas brazadas. Es lo mejor: no pensarlo y moverse rápido. Al cabo de un rato ya no me parece tan fría y disfruto de un baño casi en solitario.

La salida es igualmente fría. Sólo tengo un pareo para cubrirme (había salido a pasear mi hora diaria) y cuento 120 pasos de arena blanca, lisa, dura y mojada hasta llegar a él.

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