Queridos amigos: paso a daros algunas noticias. Sé que algunos (me lo habéis hecho saber) estáis extrañados de mi inusual silencio, tanto aquí como en otros sitios. Esto tiene su explicación: he hecho un viaje, a través del Inserso (¡oh, Dios!, ¡qué dirán mis seguidoras treinteañeras!), a un balneario en Cádiz. Otro día abordaré este jugoso asunto.
Pues como os decía, bajé al sur, con escala en mi pueblo, que se halla a medio camino entre mi lugar de residencia y las playas que suelo visitar. El paisaje, no por conocido, deja nunca de interesarme . Me gusta ir deteniéndome en la transición de formas y colores entre la Castilla toledana (odian llamarse manchegos) y La Mancha propiamente dicha.
Como había llovido mucho y salido el sol , en cuanto dejé la ciudad y a pesar de que la primavera aún no había hecho acto de presencia oficial, empezaron a surgir mimosas, prunos, mirtos y almendros en flor, a veces en grupo, a veces solos y desperdigados aquí y allá.
Los olivares, muy abundantes en la zona, presentaban diferentes aspectos. Algunos agricultores habían sido madrugadores y ya los tenían podados y arados, con la tierra rojiza formando a su alrededor geométricos dibujos. Otros, más tardíos, habían decidido dejar esta tarea para más tarde, se veían descuidados y entre sus surcos amarilleaban las florecillas silvestres. Algún prado reverdecía con un color brillante y otros, más retrasados, mostraban los recientes surcos aún vírgenes e intactos. Las viñas, perfectamente alineadas, mondas y lirondas, descansaban esperando su tiempo. Aunque ya son escasos, a veces distinguía algún fresno.
Justo antes de llegar a la capital manchega, el embalse del Vicario . Seguía rebosante y con todo tipo de zancudas pescando en sus orillas. Las anátidas se solazaban más al interior y, aunque parecían tranquilas, también se notaba que aprovechaban para alimentarse pues, de cuando en cuando, introducían sus cabezas en el agua.
Arriba, el cielo, con fondo azul intenso, era un inmenso campo de ejemplos nubosos para pintores bisoños.
La estancia y sus anécdotas seguramente irán pronto en otro post aunque, a decir verdad, hay que ponerse en situación y os aseguro que me cuesta.
Ya de vuelta, me las prometía muy felices con multitud de planes cuando hete aquí que me agarra mi vieja conocida faringitis trimestral. Me tiene tanto cariño que no pasa más de un trimestre sin visitarme. Aunque, a veces, siente tanta nostalgia que incluso lo hace dos veces. Andaba yo bastante confiada pensando que la había burlado con la vacuna antigripal, pero no, ella sigue fiel a nuestras citas.
No os canso más, queridos lectores. En estas tres semanas largas que he tenido abandonado este sitio, han ocurrido muchas y variadas desgracias, seguidas, aunque con sordina, desde esa otra atalaya que no es la de los quehaceres del día a día. No obstante, es imposible no seguir los movimientos y evolución de los países árabes cercanos, tan prometedores (esperemos). Por desgracia, se ha comprobado a lo largo de la historia que nada se logra sin sufrimiento y muertes (casi siempre de los mismos). Me asombra un poco la sorpresa de muchos ante la cruenta reacción del dictador fantoche Gadafi. Ya lo conocemos hace tiempo y no podía ser otra. Esperemos que se resuelva la situación con la menor pérdida de vidas inocentes posible y veamos aparecer pronto, tanto en los países de nuestro entorno mediterráneo como en los más alejados, jóvenes y vigorosas democracias.
El asunto de Japón aún me tiene conmocionada por la magnitud de la tragedia y por las imprevisibles consecuencias. ¡Cuánto dolor para esa pobre gente!
Pues como os decía, bajé al sur, con escala en mi pueblo, que se halla a medio camino entre mi lugar de residencia y las playas que suelo visitar. El paisaje, no por conocido, deja nunca de interesarme . Me gusta ir deteniéndome en la transición de formas y colores entre la Castilla toledana (odian llamarse manchegos) y La Mancha propiamente dicha.
Como había llovido mucho y salido el sol , en cuanto dejé la ciudad y a pesar de que la primavera aún no había hecho acto de presencia oficial, empezaron a surgir mimosas, prunos, mirtos y almendros en flor, a veces en grupo, a veces solos y desperdigados aquí y allá.
Los olivares, muy abundantes en la zona, presentaban diferentes aspectos. Algunos agricultores habían sido madrugadores y ya los tenían podados y arados, con la tierra rojiza formando a su alrededor geométricos dibujos. Otros, más tardíos, habían decidido dejar esta tarea para más tarde, se veían descuidados y entre sus surcos amarilleaban las florecillas silvestres. Algún prado reverdecía con un color brillante y otros, más retrasados, mostraban los recientes surcos aún vírgenes e intactos. Las viñas, perfectamente alineadas, mondas y lirondas, descansaban esperando su tiempo. Aunque ya son escasos, a veces distinguía algún fresno.
Justo antes de llegar a la capital manchega, el embalse del Vicario . Seguía rebosante y con todo tipo de zancudas pescando en sus orillas. Las anátidas se solazaban más al interior y, aunque parecían tranquilas, también se notaba que aprovechaban para alimentarse pues, de cuando en cuando, introducían sus cabezas en el agua.
Arriba, el cielo, con fondo azul intenso, era un inmenso campo de ejemplos nubosos para pintores bisoños.
La estancia y sus anécdotas seguramente irán pronto en otro post aunque, a decir verdad, hay que ponerse en situación y os aseguro que me cuesta.
Ya de vuelta, me las prometía muy felices con multitud de planes cuando hete aquí que me agarra mi vieja conocida faringitis trimestral. Me tiene tanto cariño que no pasa más de un trimestre sin visitarme. Aunque, a veces, siente tanta nostalgia que incluso lo hace dos veces. Andaba yo bastante confiada pensando que la había burlado con la vacuna antigripal, pero no, ella sigue fiel a nuestras citas.
No os canso más, queridos lectores. En estas tres semanas largas que he tenido abandonado este sitio, han ocurrido muchas y variadas desgracias, seguidas, aunque con sordina, desde esa otra atalaya que no es la de los quehaceres del día a día. No obstante, es imposible no seguir los movimientos y evolución de los países árabes cercanos, tan prometedores (esperemos). Por desgracia, se ha comprobado a lo largo de la historia que nada se logra sin sufrimiento y muertes (casi siempre de los mismos). Me asombra un poco la sorpresa de muchos ante la cruenta reacción del dictador fantoche Gadafi. Ya lo conocemos hace tiempo y no podía ser otra. Esperemos que se resuelva la situación con la menor pérdida de vidas inocentes posible y veamos aparecer pronto, tanto en los países de nuestro entorno mediterráneo como en los más alejados, jóvenes y vigorosas democracias.
El asunto de Japón aún me tiene conmocionada por la magnitud de la tragedia y por las imprevisibles consecuencias. ¡Cuánto dolor para esa pobre gente!
Es la primera vez que comento en este blog (visitarlo, lo he visitado en alguna ocasión).Me ha gustado mucho el texto, a través de él he podido ver los parajes por los que pasabas.
ResponderEliminarComparto contigo el pesar y la esperanza respecto a los otros temas que comentas.
Un saludo.
Me alegro de que te haya gustado. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarDichosos los que podéis disfrutar de los viajes del Imserso. Los demás cuando lleguemos, si aún existen, quizá ni tengamos fuerzas para rellenar una simple solicitud.
ResponderEliminarNo sabía eso de los de castilla( manchegos), da igual, nunca me había planteado si me gustaba ser llamado de una u otra forma, si bien es verdad, que desde la constitución de la Junta de Comunidades siempre he pensado que soy castellano-manchego, supongo que será cuestión de formas.
Como siempre, te eriges en adalid de nuestros pensamientos. Qué decir de todo lo que está pasando, ¿has observado que práctiamente es una repetición de acontecimientos ya ocurridos en décadas muy cercanas? El hombre no está en lo acertado, como nunca lo estuvo, pese a quien le pese, somos unos auténticos patanes, aún creyendo en su bondad actúa de forma irracional.
Respecto a Japón, una anotación. En los primeros días de la desgracia lo que más podíamos leer era la entereza con la que actúa este pueblo ante tamañas desgracias, de su frialdad ante tan descomunal desastre. Una vez más, nos equivocamos. Qué expresiones de amargura, de dolor, de impotencia. Lágrimas y desesperación.
Y sobrevolando el universo, de nuevo la amenaza nuclear. ¿Cuántos miles de engaños nos dicen que supera la radioactividad del mar a la realmente perimitida?
Maluca, a seguir disfrutando.
Augusto.
Augusto, cuando hablaba de que a los toledanos no les gusta llamarse manchegos me refería a los capitalinos. Habrá de todo, supongo, pero te puedo asegurar que me consta de muchísimos.
ResponderEliminarEn cuanto a tu comentario sobre "el hombre" pues a veces estoy tentada de pensar como tú, e incluso con más pesimismo pero, otras, veo el lado positivo, esa bondad que tú también citas, la inteligencia, la creatividad...
Es curioso que mientras se oían comentarios de la impasibilidad japonesa veías el sufrimiento reflejado en los rostros.
Desde que puse el comentario, la situación ha empeorado muchísimo y no sabemos hasta dónde va a llegar. Como decía el otro: "¡que nos pille confesaos!"