EL CAMINO
El camino de tierra a veces se acerca al arroyo que transcurre paralelo y sigue, aproximadamente, su mismo recorrido. Son las huellas del ferrocarril de vía estrecha que hubo en tiempos y que tuvo una vida no demasiado larga: unos cincuenta años del siglo pasado. Ahora, cuando hace más de treinta que sus últimas traviesas desaparecieron, es utilizado por la gente del pueblo fundamentalmente mujeres para pasear. A veces es transitado por alguna piara de cerdos o un rebaño de ovejas. Otras, algún vehículo de motor se atreve a recorrerlo. Cuando llueve se forman charcos en sus partes más blandas. Sólo quedan secas, sobresaliendo, las zonas de arenisca dura. La dehesa verdea a su alrededor, ya desde octubre, con las primeras lluvias. Qué diferencia con el verano, cuando el color dominante es el amarillento de los pastos.
LA LLANURACarmen había pasado sólo tres años en aquella ciudad y nunca imaginó que se le iba a quedar tan adentro al dejarla. Mientras se alejaba en el coche, que rodaba a una velocidad estable por la recta y tranquila carretera, sintió por primera vez el influjo que ese paisaje sereno había ejercido sobre ella. Nunca antes se había parado a pensarlo, pero ahora, al notar las pequeñas punzadas, comprendió que esas llanuras inacabables la habían calado más de lo que creía.
Delante, a través del parabrisas, una planísima extensión, horizonte y cielo infinitos. Luz a raudales. Las gafas de sol eran una buena excusa para no dejar ver sus ojos húmedos. De vez en cuando un árbol, un caserío, únicos impedimentos al torrente de luminosidad. Más de tarde en tarde, algún campo de maíz regado por aspersión, en cuyas gotas se formaba, a veces, un trozo de arcoíris.
Esos paisajes me recuerdan tierras conocidas.
ResponderEliminarSegún se puede apreciar de aquí a nada firmando libros ja ja ja.
¿Quien sabe verdad? Y lo que se disfruta haciendo lo que le gusta a uno.
Ay maluca, cuántas líneas paralelas en un texto tan breve (por eso y otros detalles, dos veces bueno.)El camino al arroyo, los raíles de la vía del tren.
ResponderEliminarLas líneas paralelas siempre han tenido un significado angustioso para mí. El saber que nunca se llegarán a tocar, ni siquiera a rozar, aunque estén sumamente cerca. Es como si nunca pudiésemos encontrar una solución a veces tan necesaria y todos nuestros sueños que transcurren entre esas líneas paralelas, se vieran arrollados precisamente no por el vehículo a motor que transcurre por tu idílico paraje, sino por un auténtico motor a reacción.
Saludos.
Augusto
Maluquita linda, solo una palabra: ¡¡maravilloso!!
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