La casualidad ha querido que, dos entradas seguidas, hablen de cine.
Esta semana he cambiado el día de cine. El martes tenía una cita y no quería perderme la película que no vi en su momento, así que adelanté al lunes la asistencia al cineclub. Últimamente, con tanto desplazamiento, no sé siquiera si la llegaron a estrenar aquí en los cines comerciales pues la fama que la precedía era de "rarita". Hablo, claro, de Magical Girl. Yo misma tenía mis prevenciones, deducidas quizá por algunas imágenes vistas en la gala de los Goya, que este año no me perdí y disfruté hasta el final. No sé si Dani Rovira, el presentador, tuvo algo que ver, creo que sí.
Esta semana he cambiado el día de cine. El martes tenía una cita y no quería perderme la película que no vi en su momento, así que adelanté al lunes la asistencia al cineclub. Últimamente, con tanto desplazamiento, no sé siquiera si la llegaron a estrenar aquí en los cines comerciales pues la fama que la precedía era de "rarita". Hablo, claro, de Magical Girl. Yo misma tenía mis prevenciones, deducidas quizá por algunas imágenes vistas en la gala de los Goya, que este año no me perdí y disfruté hasta el final. No sé si Dani Rovira, el presentador, tuvo algo que ver, creo que sí.
No os voy a hacer la crítica, creo que no es misión de este blog, mi blog personal (aunque haya excepciones), pero sí quiero transmitiros mi sensación.
Para saber qué han dicho sobre ella los críticos os pongo un link a continuación: http://www.filmaffinity.com/es/film764231.html
Ahí encontraréis lo que han dicho sobre ella los expertos, desde Boyero hasta Luis Martínez. Yo no he leído ninguna completa, simplemente sólo la frase entresacada como resumen por filmaffinity de cada una de ellas.
Pero la sensación que quiero transmitiros es la que me acompañaba anoche a la salida de la sala, antes de haber visto ni leído nada, ya sabéis que me gusta ir desprovista de opiniones que puedan influirme.
Salí pletórica. Creo que es una película redonda, perfecta. No se le puede poner ni una sola pega al trabajo de los actores, están impecables desde el primero hasta el último y os aseguro que en este asunto soy muy exigente. Este trabajo de los actores, independientemente de sus cualidades personales, sólo lo consigue un extraordinario director. Tenemos muchas pruebas de cómo un mismo actor, según quién lo dirija, trabaja de una u otra manera.
Estuve toda la película en tensión, expectante; excepto claro está en los primeros minutos, donde el director empieza a mostrar a los personajes. Pero ni en esos había tranquilidad pues los momentos en que la protagonista toma al bebé en brazos, antes de que ésta hable, se adivina la posible tragedia, igual que en la escena de la clase, con Bárbara niña, el desasosiego se instala en el estómago.
Hace mucho tiempo que no recordaba haber salido de una película tan satisfecha, tan contenta y mucho más pensando que esta película es española.
¡Que clarividencia la tuya, Manuela! Claro que la pelicula bascula cuando Barbara coge al niño en brazos. No me di cuenta ( mi mientras ni despues) pero- ahora que lo dices- es efectivamente el momento-clave de bifurcación entre dolor y ternura y salto definitivo de los personajes hacia la perdicción. Desorientada por la angustia de este padre abnegado que se transforma en chantajista, de este profesor que se convierte en criminal, este psiquiatra tan perfecto en la esfera profesional y tan turbio en la privada, me quede sorprendida, atrapada, incapaz de descubrir cuales fueron método y trucos de Vermut para hipnotisarme al punto de neutralizar mis normales sentidos de juicio y deducción cuando me llevan de la mano a los terrenos de lo desconocido, del azar y de la confusión.
ResponderEliminarMe encanta coincidir desde dos formas de ser distintas.
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