viernes, 9 de julio de 2010
ZAFARRANCHO, MÁS O MENOS, Y RELAX (Recopilatorio 4)
El año pasado, justo por estas fechas, llegué un día de la piscina y me puse a escribir estas líneas. Ahora, un año más tarde, se repetirá la ceremonia, con pocas diferencias. Por eso creo que es el momento de colocar este zafarrancho aquí.
ZAFARRANCHO, MÁS O MENOS, Y RELAX. (RECOPILATORIO 4)
La mañana amaneció con el cielo totalmente cubierto. El día de antes, a pesar de que a primera hora de la mañana el tiempo había sido algo más fresco de lo habitual, conforme avanzaban las horas se iba haciendo más caluroso y, al anochecer, era ya bochornoso. Por eso había decidido ir a la piscina al día siguiente. Con lo que no contaba era con el nublado con que amaneció.
Llevaba tres días en el pueblo, así que ya había hecho las tareas más inmediatas: primero deshacer las maletas, además cuando vienes para una semana, cuando dispones de varias habitaciones y esa semana es la feria, sabes que no tienes por qué colocarlo todo en perfecto orden, para eso hay sitio de sobra, ahora que no están los hijos. Así que una vez las maletas deshechas y colocada más o menos la ropa, la compra hecha, más o menos, el frigo lleno, más o menos, y barrido y quitado el polvo, más o menos, podía irme a la piscina.
Esto de la limpieza se dice muy pronto pero es un poco más pesado hacerlo que describirlo. Por ejemplo, con la terraza de atrás se acaba rápidamente: se enchufa la manguera y en un dos por tres tienes todo como los chorros, más o menos, paredes, ventanas, techo, suelo y algún mueble quedan sólo para secar. Desaparecen muchas telarañas, todas las telarañas, infinitas telarañas. Hay que hacer un poco más de hincapié con los pelos dejados por los gatos encima de cualquier cosa que deje fuera, las cacas de las golondrinas y los gorriones. Raro es el año que las golondrinas no intentan hacerse su casa en la mía, a pesar de la red que hemos puesto para las palomas, para las que sí es eficaz. Luego, una vez terminado con la manguera, sólo queda secar con unos buenos trapos viejos de toalla todos los cristales, rejas, muebles….. El interior de la casa es más latoso pues no se puede enchufar ninguna manguera como a mí me gustaría y hay que ir quitando trastos (hay que ver la cantidad de ellos que se van acumulando con el tiempo). A las ventanas de la fachada delantera siempre les toca en verano pues en otras ocasiones, aunque haga buen tiempo, sólo vengo un fin de semana y hay que aprovecharlo para otras cosas. La escalera y la puerta delantera las dejo para el final.
Las baldosas que cubren el suelo de la terraza de la calle son espantosas. Había que ponerlas resistentes para que aguantaran los 40º grados del mediodía del verano y las heladas y los 10º bajo cero de los inviernos, eso sin contar las escarchas que con frecuencia se quedan de un día para otro. La casa tiene una pésima orientación y en esa época del año apenas da el sol en todo el día. Por eso no me detengo mucho en ellas, es inútil.
Pues como iba diciendo la decisión de ir a la piscina la había tomado el día de antes, por eso cuando vi el cielo no me arredré. El día anterior me había regalado mi primo Antonio Cecilia unos black-blass y los había dejado limpios y salados en el frigo para freirlos a la vuelta. Había puesto la lavadora y mis amigas aún no habían llegado, así que me fui.
Cuando llegué todavía estaban los niños que hacían el curso de natación nadando. Dentro sólo había un par de madres, las que esperaban a los niños más pequeños. Me fui hacia la última sombra grande de la derecha y allí planté la toalla y estuve leyendo casi una hora. El sol salía a ratos y hacía un aire que, a esa hora de la mañana, todavía no era demasiado caliente, sobre todo estando entre sol y sombra.
A veces dejaba un momento el libro y posaba la cabeza sobre la toalla, bocabajo. Desde esa situación veía un césped verde y tupido y tan agradable y húmedo que en algunos sitios habían crecido setas. Vi al menos dos especies distintas. La sombra de las acacias antiguas es fresquita y de lo más agradable. Estar debajo de una de ellas y ver enfrente bambolearse, por efecto del viento, las ramas de los jóvenes sauces llorones también lo es. La pila de la piscina invita al baño pues el agua llega hasta los mismos bordes, que quedan a ras de suelo. Estar allí rodeada del entorno seco y amarillento del exterior es una auténtica gozada. Me alegré de mi decisión.
Conquista, 22 de julio de 2009
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Te decía en otro comentario (algo debió de fallar al enviarlo), que se escribe "black bass". Supongo que por aquí se dirá algo como "Blas blas".
ResponderEliminarSí, has acertado, se dice así justamente pero sin pronunciar la s que tiende más hacia una hache aspirada. En cuanto al guión, gracias, ya lo voy a dejar así para que tenga sentido tu comentario.
ResponderEliminarNo lo decía por el guión, sino por la ele (bass, no Blass).
ResponderEliminarAhhhhhhhhh, ni cuenta..
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