Ayer estuve viendo una película de 2009, aunque en España fue estrenada en marzo de este año. El director, Radu Mihaileanu, nació en Bucarest en 1958, la música es de Armand Amar y la fotografía de Laurent Dailland.
El Concierto, así se llama la película, es una comedia de producción francesa, italiana y belga que trata con humor el drama del despido de un director de orquesta.
Copio aquí lo de otros especialistas, pues para eso los hay que lo dicen mejor que lo haría yo:
"En la época del dirigente soviético Brezhnev, Andrei Filipov tiene una gran reputación. Pero su decisión de tener entre sus filas a instrumentistas de origen judío, entre los que se encuentra su amigo Sacha, le llevará a la decadencia. Tras mucho tiempo trabajando como limpiador en el mismo centro donde una vez fue célebre, el Bolshoi, éste encuentra un fax en el despacho de su jefe en el que lee que la orquesta oficial de la institución ha sido invitada para dar un concierto en el Teatro de Châtelet de París. La trama se precipitará cuando el protagonista decida reunir a sus antiguos compañeros para hacerse pasar por miembros de Teatro Bolshoi y viajar hasta París. A partir de entonces la comedia estará plagada de situaciones delirantes que provocarán grandes carcajadas en el espectador".
Esto dice otro, más crítico:
"Prima el enredo de sainete sobre la alta comedia, el sentimentalismo sobre el sentimiento y el pasteleo sobre el romanticismo. Mihaelanu dibuja su comedia a costa de estereotipos, cebándose en la pintoresca informalidad de una tropa rusa presuntamente entrañable que se alimenta del tópico y de la gracieta antropológica de pincel grueso. Aparatosa, por tamaño, pretensiones y duración, "El concierto", nominada este mismo año a tropecientos premios César tiene la virtud de ser de esas raras películas europeas que calan entre los gustos del gran público. Pero todo a costa de aflojar las tuercas hasta el límite de la descompostura y el estropicio. Se nos escapan los motivos de su éxito taquillero y académico, no vende ni un solo minuto de cine genuino o perdurable a pesar de los loables esfuerzos de Melanie Laurent y Aleksei Guskov por enmendar el desaguisado general y el desafinadísimo collage de estados de ánimo. El concierto maneja claves de película intensa, con dobleces sociohistóricas interesantes, y materia prima narrativa con visos de cuajar en algo serio; pero Mihaileanu no sabe dónde posar el pie; quiere una película profunda sobre redenciones artísticas de gran calado y a la vez quiere una comedia histriónica y de enredo para camelarse al gran público. Al final su película está más cerca del segundo registro que del primero, y toca echar cuentas con una ficción populachera e indigestamente campechana, folclórica y ruidosa que se pierde en la tarea de ensamblar tonos diversos atrapada en una maraña de géneros muy procaz, abigarrada y desconcertante. El concierto es cine europeo de autor y multisala; un cóctel del que rara vez emergen filmes perdurables, un poco, para entendernos, en la estela romántico-festiva de la irregular, y con todo muy superior, "La banda nos visita".
A pesar de esta crítica, tengo que decir que me reí a carcajadas en un montón de ocasiones (quizá porque pertenezco a lo que el crítico llama "gran público"), lo cual no ocurre muy a menudo, así que solo por eso ya me gustó. Es verdad que está llena de tópicos pero ¿qué comedia no lo está? Tenemos al judío avaro y usurero, al comunista trasnochado (casi todos), al sentimental, al virtuoso... A pesar de la clara exageración creo que hay un montón de personajes muy bien definidos. Con todo, quizá el momento de mayor intensidad se produce cuando la película termina con la interpretación íntegra del concierto para violín en re mayor de Tchaikovsky.
Lo pasé realmente bien, así que la recomiendo.
El Concierto, así se llama la película, es una comedia de producción francesa, italiana y belga que trata con humor el drama del despido de un director de orquesta.
Copio aquí lo de otros especialistas, pues para eso los hay que lo dicen mejor que lo haría yo:
"En la época del dirigente soviético Brezhnev, Andrei Filipov tiene una gran reputación. Pero su decisión de tener entre sus filas a instrumentistas de origen judío, entre los que se encuentra su amigo Sacha, le llevará a la decadencia. Tras mucho tiempo trabajando como limpiador en el mismo centro donde una vez fue célebre, el Bolshoi, éste encuentra un fax en el despacho de su jefe en el que lee que la orquesta oficial de la institución ha sido invitada para dar un concierto en el Teatro de Châtelet de París. La trama se precipitará cuando el protagonista decida reunir a sus antiguos compañeros para hacerse pasar por miembros de Teatro Bolshoi y viajar hasta París. A partir de entonces la comedia estará plagada de situaciones delirantes que provocarán grandes carcajadas en el espectador".
Esto dice otro, más crítico:
"Prima el enredo de sainete sobre la alta comedia, el sentimentalismo sobre el sentimiento y el pasteleo sobre el romanticismo. Mihaelanu dibuja su comedia a costa de estereotipos, cebándose en la pintoresca informalidad de una tropa rusa presuntamente entrañable que se alimenta del tópico y de la gracieta antropológica de pincel grueso. Aparatosa, por tamaño, pretensiones y duración, "El concierto", nominada este mismo año a tropecientos premios César tiene la virtud de ser de esas raras películas europeas que calan entre los gustos del gran público. Pero todo a costa de aflojar las tuercas hasta el límite de la descompostura y el estropicio. Se nos escapan los motivos de su éxito taquillero y académico, no vende ni un solo minuto de cine genuino o perdurable a pesar de los loables esfuerzos de Melanie Laurent y Aleksei Guskov por enmendar el desaguisado general y el desafinadísimo collage de estados de ánimo. El concierto maneja claves de película intensa, con dobleces sociohistóricas interesantes, y materia prima narrativa con visos de cuajar en algo serio; pero Mihaileanu no sabe dónde posar el pie; quiere una película profunda sobre redenciones artísticas de gran calado y a la vez quiere una comedia histriónica y de enredo para camelarse al gran público. Al final su película está más cerca del segundo registro que del primero, y toca echar cuentas con una ficción populachera e indigestamente campechana, folclórica y ruidosa que se pierde en la tarea de ensamblar tonos diversos atrapada en una maraña de géneros muy procaz, abigarrada y desconcertante. El concierto es cine europeo de autor y multisala; un cóctel del que rara vez emergen filmes perdurables, un poco, para entendernos, en la estela romántico-festiva de la irregular, y con todo muy superior, "La banda nos visita".
A pesar de esta crítica, tengo que decir que me reí a carcajadas en un montón de ocasiones (quizá porque pertenezco a lo que el crítico llama "gran público"), lo cual no ocurre muy a menudo, así que solo por eso ya me gustó. Es verdad que está llena de tópicos pero ¿qué comedia no lo está? Tenemos al judío avaro y usurero, al comunista trasnochado (casi todos), al sentimental, al virtuoso... A pesar de la clara exageración creo que hay un montón de personajes muy bien definidos. Con todo, quizá el momento de mayor intensidad se produce cuando la película termina con la interpretación íntegra del concierto para violín en re mayor de Tchaikovsky.
Lo pasé realmente bien, así que la recomiendo.
Bien, pues viendo la crítica de los entendidos, me quedo con la versión tuya. No es por nada, pero es la que entiendo. Primero tendría que saber en que idioma hablan.
ResponderEliminarMaluca explícamelo porfa.
Rafaela, pues aunque no te lo creas, no lo recuerdo muy bien. Recuerdo perfectamente cómo los rusos intentaban hablar francés y cómo lo hablaban mal (era una de las gracias). Por eso estoy segura de que, al menos cuando tenían que tratar con franceses (ya en París) era en francés. Anteriormente, cuando se suponen que están en Rusia, no te sabría decir. De lo que estoy segura era de que toda la peli es versión original con subtítulos. Ten en cuenta que veo este tipo de pelis en cine-club. Después de esta he visto ya seis pelis más (en salas de cine). No sé si sabes que es mi gran afición. Seguramente estará ya traducida aunque como en España no la han estrenado hasta este año, quizá sea un poco demasiado pronto.
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