miércoles, 2 de febrero de 2011

DUCHA Y PENSAMIENTOS ENCADENADOS

Preparo la ropa que me pondré después de tomar una ducha. Antes, medito durante unos segundos dónde voy a ir, qué voy a hacer, a quién voy a ver. En función de ello saco la ropa. También pienso si está sobre la silla desde el día anterior o en el armario. Como voy a clase de pintura y aún no tengo bata comprada, elijo ropa muy usada. Tengo unos pantalones fuera a los que el otro día les rozó un pincel y un par de jerseys doblados juntos. La clase es en un sótano y normalmente hace frío. El chándal que tenía previsto usar mientras decidía qué bata comprarme también está en la lavadora. Los pantalones no creo que pueda volver a usarlos. Veremos cómo salen de la colada. Me apoyé sin darme cuenta en la paleta de un compañero o mía, no sé muy bien; solo me percaté al llegar a casa y ver allí su huella... A mí me gustaría comprarme un blusón grande como los que llevaban antiguamente los pintores y no una bata blanca, de trabajador de laboratorio, como veo que usan ahora. Por eso todavía estoy sin bata. Tomé pues los pantalones, los dos jerseys, me fui al cajón de la ropa interior y saqué un sostén cómodo (me gusta más esta palabra antigua que la más moderna y rebuscada de sujetador) y unas bragas cualquiera, sin tener en cuenta la combinación de colores. Usaría los calcetines del día anterior. Me los había puesto solo un rato para estar en casa en zapatillas. Utilizo otro cuarto de baño, el que está más calentito. El mío hace esquina y es frío como el Polo. Allí he decidido poner ya parte de mis cosas pues creo que ahora los inviernos usaré ése con más frecuencia. El mío es tan frío que, a pesar de la calefacción central, tengo que utilizar un calefactor eléctrico complementario. En cambio en verano es caluroso; cosas de la orientación. Cuando tengo toda la ropa preparada voy a por el barreño de mi aseo para recoger el primer agua, que sale fría. Irá luego al water o a regar las plantas, según. Es otro trabajo más, extra, al que me obligo, pero me siento mejor conmigo misma si hago estos pequeños ahorros en beneficio del medio ambiente. Primero me quito el reloj (últimamente no llevo nada al cuello, ni tampoco pulseras) y luego me desnudo. Me voy demorando lo justo, todo calculado para que el agua esté en su punto. Antes de entrar en el gran plato de ducha, retiro con el pie el barreño ya rebosante y, de paso, noto la temperatura. Entro y cierro a tope la mampara. No para evitar salpicaduras al exterior, que también, sino para retener dentro el calor. La sensación es deliciosa. Qué bienestar. La alcachofa despide con fuerza miles de gotitas que golpetean como alfileres de punta roma mi frente, mi nuca, mis hombros… Pienso en los que nunca se pueden dar una ducha caliente e incluso en los que nunca se dan una ducha. Me acuerdo de los niños saharauis que vienen a España de acogida a pasar los veranos. Lo primero que hacen al llegar a una casa es abrir el grifo y comprobar cómo sale el agua. Pienso también en los hombres. A ellos, salvo excepciones, siempre les cae el agua directamente sobre todo el cuero cabelludo. A mí ahora también. Llevo el pelo muy corto y la sensación es radicalmente diferente, podría decirse que esto es una ducha total, plena. Con melena no es lo mismo y no digamos cuando hay que ponerse gorro de ducha. No se parece en nada. Como tampoco se parece una ducha fría a una caliente; es distinto cuando hay temperatura ambiente o cuando estás deseando entrar en calor, cuando estás cansada, cuando vas con prisas, cuando necesitas disfrutar de estar ahí debajo y no pensar en nada o cuando llevas tres o cuatro días sin tomarla, bien por enfermedad o por cualquier otro avatar. Entonces sientes cómo se te va desprendiendo toda la mugre acumulada, los olores… Te enjabonas, te frotas, haces un anillo entre el pulgar y el corazón y lo pasas de arriba abajo por el brazo contrario. A la tercera subida notas el agua jabonosa que sube en ese anillo que has formado con tus dedos oscura, sucia –o eso te parece- y entonces tú te sientes limpia, pura, sana. Una cosa no implica la otra, pero esa es la sensación. A continuación haces lo mismo con las piernas aunque ahora haya que ensanchar el aro. Cuando termino, abro la mampara y alargo el brazo hasta alcanzar mi toalla (tengo que dejarla dentro, hay sitio en la nueva estantería construida en el sitio de la bañera, a pesar del largo plato de ducha), y me cubro rápidamente volviendo a cerrar otra vez. Solo cuando estoy casi seca la abro y salgo para enrollarme otra toalla a la cabeza y acabar de secarme fuera.

15 comentarios:

  1. Maluca, el mejor hasta ahora. Empecé a leer y me tuvo embelesada todo el tiempo hasta el final. Habrá sido esa intriga de curiosidad, que has sabido darle.

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  2. Rafaela, puse ayer tarde esta entrada y me he levantado con el propósito de quitarla. Me parecía una memez. Después de leer tu comentario, he cambiado de opinión. Ya ves.

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  3. Ni pensar en quitarla... La sutiliza de un dia común, contado con maestría; las dudas, opciones y conflitos existenciales, renovados a cada ducha...

    No se si Rafaela tiene razón en decir que es el mejor, pero lo de embelesada (jejeje) es dificil discordar!

    Carlos Gimenez Coleto

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  4. Mi opinión no es que sea muy entendida, seguro que lo has vuelto a leer y has comprobado
    que tiene algo que te engancha todo el rato.

    Te dejo aquí esto que he encontrado, y viene al caso "para animarnos" Por lo menos pensamos.

    MUCHAS PERSONAS PREFERIRÍAN MORIRSE ANTES QUE PENSAR; Y EN REALIDAD ESO ES LO QUE HACEN.

    Bertrand Russell

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  5. Rafaela, yo tampoco soy entendido, solamente me gusta leer.... Creo qué vas concordar conmigo: Manuela, cuando escribe, tiene un estilo envolvente, ella sabe cojerte por la mano, llevarte al escenario de la narración cómo si fueramos a una fiesta...

    Carlos Gimenez Coleto

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  6. Manuela,enhorabuena, me gusta tus escritos, a cual mas interesante.
    Consigues que empiece a leer y no despegue la vista hasta que termina tu relato, incluso me he quedado con la sensación que me hubiera gustado seguir disfrutando de más.
    Un abrazo. Ilde

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  7. Como ves seguimos pasando por aquí y disfrutando con las pequeñas (que son las más grandes) cosas que te ocurren día a día.
    Que eras polifacética ya lo sabíamos, pero ¡atreverte ahora con la pintura! Seguro que sales airosa, yo quiero un cuadro, no se te olvide.
    Cómo se nota que eres una mujer comprometida con tu tiempo, preocupada por el medio ambiente y con la vista puesta en el pueblo saharui.
    Por cierto un momentito para el sentido del humor ¡cómo se enteren los contertulios de intereconomía que no combinas los colores de tu ropa interior, y encima que te sientes mugrosa!
    Un beso,
    Augusto.

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  8. Gracias una vez más a todos los que pasáis por aquí y dejáis algún comentario: ¡me hacéis feliz!
    Augusto cuando pinte algo "mío" seguro que serás el primero. De momento pinto "al dictado", quiero decir que no elijo yo. Lo de no combinar, es sólo circunstancial.

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  9. Manuela,me gustan tus escritos,me ha llamado la atención el grado de compromiso con el medio ambiente...Eso de recoger el agua fría antes de que llegue la caliente, para emplearla en el WC o para regar plantas me ha dejado un poco descolocao, pero intentaré imitarte......
    Un saludo

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  10. Pues sí, Jmr, estoy muy concienzada en ese asunto. Creo que nos estamos cargando el planeta entre todos y, aunque nosotros individualmente podemos hacer poco, algo es algo. Yo, desde luego, hago todo lo que puedo (bueno, la verdad es que podría hacer un poquito más)

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  11. Muy bien, fenomenal, encantador, descriptivo, ecológico, limpio, pero ¿y la cremita? sería un fallo imperdonable que después de tanto trajín no te te hallas dado "cremita". Es una broma, lo realmente importante es que está muy bien y a todos nos ha gustado mucho. Beso.

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  12. Pues... no te creas, soy bastante espartana.

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  13. Ahora no tengo tiempo, pero te prometo que lo leeré todo lo que has puesto.
    Y Lucas, ¿cómo va? Un beso

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  14. Me ha encantado. He pasado de bata a ducha sin darme cuenta. Traducir a palabras los gestos o pensamientos que hacemos o tenemos de manera inconsciente, me parece un ejercicio difícil que a ti parece no costarte; que me parezca una aventura tus 5 minutos de ducha es literatura; y que ahora mis duchas ya no sean iguales es la última prueba de que está genial escrito!
    Congratulations!
    Muchos besos,

    Imo

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