Cuando llegamos de Isla Negra, aparcamos el coche de alquiler en el garaje del apartamento para devolverlo al día siguiente. En España ese domingo había sido jornada electoral y los resultados los estaban avanzando las encuestas hacía días, así que no esperábamos sorpresas; no obstante, al llegar a casa Daniel se conectó en internet y empezó a leer en voz alta: "PP 186, Psoe 110, los catalanes suben, Rosa forma grupo..." _No me leas más, por favor, quiero dormir tranquila_. Cogí mi libro, me metí en la cama y leí hasta dormirme. Al día siguiente, me levanté temprano.
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La ciudad de Santiago presenta una curiosa orografía. Se encuentra en el llano de una cuenca, como describí anteriormente, con una altitud, dependiendo de las zonas, de hasta de 500 metros sobre el nivel del mar. Dentro de la ciudad, y también en los alrededores, se encuentran los cerros islas, formados como consecuencia del vulcanismo de la zona en épocas glaciares. Los hay de diferentes alturas, pueden llegar hasta 900 metros y son utilizados por locales y turistas para hacer escaladas, pasear y, en general, disfrutar de unas bonitas vistas de la ciudad. Forman un raro paisaje pues, cuando paseas por la ciudad llana, de pronto los encuentras ahí plantados, como grandes protuberancias que crecieran de repente.
Nos habían recomendado subir a uno de estos cerros. Un día que nos levantamos temprano, decidimos ir al más alto de la ciudad, el de San Cristóbal. Según he sabido, hacia 1900 se construyó en él un gran observatorio astronómico, hoy en desuso por inútil, debido a la contaminación lumínica de Santiago. También por esas fechas se reforestó y en 1925 se inauguró el funicular todavía en funcionamiento por medio del cual subimos a su cumbre. A este cerro se puede ascender y subir hasta su cima también en coche. Nosotros optamos por el funicular, mucho más típico. Pasé un poco de miedo viendo esa maquinaria antigua, rodeados de vegetación que casi se metía en las vagonetas donde viajábamos de pie. La pendiente es tremenda. Más o menos a medio camino hay una parada para la visita al zoológico. Allí se quedaron los chiquillos de un colegio que subieron con nosotros.
Por desgracia, en Chile, como en España y en todos los países de ámbito católico, tienen la costumbre de adornar (destrozar en mi opinión) cualquier elevación de terreno con una imagen de su credo. El cerro de San Cristóbal no iba a ser menos. Éste está coronado, desde 1900, por un santuario dedicado a la Inmaculada y su correspondiente imagen. Hasta allí subimos en busca de un café, pero ese día no abrían hasta mucho más tarde porque preparaban un evento, con profusión de altares y parafernalia, así que una vez contempladas las impresionantes vistas nos bajamos por donde habíamos subido: el funicular de (la) película, nunca mejor dicho.
Por desgracia, en Chile, como en España y en todos los países de ámbito católico, tienen la costumbre de adornar (destrozar en mi opinión) cualquier elevación de terreno con una imagen de su credo. El cerro de San Cristóbal no iba a ser menos. Éste está coronado, desde 1900, por un santuario dedicado a la Inmaculada y su correspondiente imagen. Hasta allí subimos en busca de un café, pero ese día no abrían hasta mucho más tarde porque preparaban un evento, con profusión de altares y parafernalia, así que una vez contempladas las impresionantes vistas nos bajamos por donde habíamos subido: el funicular de (la) película, nunca mejor dicho.
Maluca sigo con atención tu viaje, empapándome de todo tu recorrido y mirando fotos para ver monumentos, fachadas y como dices la vegetación. Ha debido ser alucinante, sobretodo subir al cerro San Cristóbal y disfrutar las vistas de Chile desde arriba. A mi las alturas me entusiasman.
ResponderEliminarEl encuentro con tu hijo y nuera seria lo más esperado.
Gracias por contarlo.
Un beso.
Ah! en la foto se te muy bien.
Gracias Rafaela, esto me da ánimos porque se me está haciendo muy largo y estoy tentada muchas veces de abandonar.
ResponderEliminarAdemás me has hecho un favor: desde que han cambiado la configuración no había tenido ningún comentario y no sabía si es que no existían o que yo no los sabía ver. Con el tuyo he descubierto que ahora es más fácil verlos que antes (al menos tal como yo tengo configurado el blog); por eso, gracias otra vez.
A pesar de que creo que aburro a las ovejas, intentaré terminar como sea. Me va a costar, pero lo haré.
ResponderEliminarNada de aburrir mujer, si lo que escribes gusta a alguna persona ya merece la pena.
ResponderEliminarLos que nos leen entre Face, Twintter y demás, no les queda tiempo de pararse a poner un comentario. Tendremos que hacernos seguidores de Blogueros Mayores. ¡Y mira que no quiero por eso de Mayores!
Adelante Maluca.
Gracias por los ánimos, la verdad es que es muy de agradecer que alguien te diga algo, por poco que sea, porque así sabes que alguien te ha leído.
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